Según la musicoterapia, estos instrumentos metálicos tienen un efecto curativo bajo el principio de resonancia muy potente, además de producir un sonido bellísimo y armonizador. En esta nota te invitamos a descubrir por qué son tan importantes para nuestro cuerpo y alma.
Beneficios que aporta su práctica
- Alivia el estrés y la ansiedad.
- Mejora de la concentración.
- Aumenta la creatividad.
- Mejora de la visión tanto física y mental, como espiritual.
- Permite equilibrar los hemisferios cerebrales.
- Restablece del equilibrio del sistema endocrino mediante la vibración de la hipófisis o pituitaria.
- Alivia la sinusitis y los dolores de cabeza.
- Estímula la actividad de las ondas alfa o meditación profunda.
Los cuencos son considerados instrumentos de sanación, relajación, curación, y meditación. El sonido que emiten afecta de manera global al individuo: Primero equilibra el cuerpo energético y los chakras (centros de energía) y luego limpia el campo áurico. Por eso, se utilizan para lograr un estado de paz, relajación y serenidad.
Un poco de historia
Estos instrumentos metálicos son originarios de la cultura pre-budista chamánica Bon- Po, del Himalaya. La cultura del cuenco parece provenir de la edad de bronce en China, unos 3.000 años atrás, y en su punto culminante se extendió geográficamente hasta Burma, Indochina, Nepal y Tíbet.
Los mismos están fabricados por artesanos bajo un proceso totalmente artesanal y están compuestos de una aleación de siete metales, correspondiente a los siete cuerpos : oro (Sol), plata (Luna), mercurio (Mercurio), hierro (Marte), plomo (Saturno), estaño (Júpiter) y cobre (Venus).
Existen distintas formas de cuencos tibetanos. Algunos tienen una base plana mientras que otros llevan por debajo una base de apoye. Y aunque todos los cuencos sean redondos tienen distintas profundidad y circunferencia. A raíz de esto, la resonancia de cada uno varia.
La elaboración de cada cuenco se realizaba en rituales específicos donde se valoraba el horario del día y los preciosos metales de los cielos, con que se los construía. Algunas fuentes afirman que el hierro utilizado en su construcción fue el de los meteoritos hallados en las cumbres del Himalaya, llamado el metal de los cielos.
A diferencia de algunos instrumentos tibetanos que producen sonido, cuyo uso se encuentra bien documentado en el canon del budismo tibetano, no hay absolutamente nada escrito acerca de los “cuencos cantores”, aunque ellos se han encontrado en monasterios y hogares.
Los cuencos al estar hechos a mano pueden vibrar en cinco simultáneos e individuales tonos, cada uno en su propia y consistente frecuencia.
Al hacer sonar los cuencos sobre nuestro cuerpo, ya sea rozando su borde o golpeándolo con una varilla de madera, producen un sonido y una vibración, la cual se va trasmitiendo por todo el cuerpo humano llevando energías a cada uno de nuestros órganos y a cada una de nuestras células.
Cómo se practica
Se utilizan para el uso meditativo. Un cuenco se activa deslizando una baqueta de madera por el borde del cuenco de manera constante y uniforme, lo que genera una profunda vibración que recorre todo el cuerpo y un sonido celestial que aquieta los pensamientos propiciando que nuestra conciencia experimente el no límite, la unión con el Todo. La correcta utilización de los cuencos cantores nos brinda la posibilidad de alcanzar una mayor comprensión de nosotros mismos, de nuestros modos de pensamientos y acciones, y facilitan un estilo de vida consciente con la salud.
- MEDITACIÓN CON CUENCOS.
Una meditación sencilla con el sonido de los cuencos consiste en hacer sonar el cuenco y dejarse llevar por el sonido. Las vibraciones que transmiten los cuencos, son capaces de curar y relajar profundamente al cuerpo humano.
Su sonoridad perdura por largo tiempo expandiéndose por todo el ambiente, cambiando la vibración de su entorno. Mientras sonido del cuenco se hace más agudo, se pueden visualizar como las ondas vibratorias llegan a todas las partes del cuerpo.
Al principio puede costar, pero con la práctica diaria pronto podrán escuchar el sonido original profundo que genera el cuenco y así podrán sentir como el sonido ingresa en cada uno de nuestros órganos, provocando un estado de equilibrio en nuestro cuerpo.
Podemos también, para despejarnos de energías negativas o de sobrecargas energéticas, hacer sonar el cuenco y pasarlo por todo nuestro cuerpo de arriba abajo.
- MASAJE CON CUENCOS
Un masaje sonoro consiste en disfrutar de la concentración del sonido que produce el terapeuta al tocar cuencos tibetanos, golpeándolos o frotándolos con una baqueta.
El cuenco se centra en los puntos energéticos del cuerpo, los chackras. El recorrido sonoro debe realizarse con suma delicadeza. Es bueno tocarlo también a ciertas distancias para poder masajear los diferentes campos áuricos.
Nuestro cuerpo al tener un elevado porcentaje de agua, sometido a la frecuencia vibracional “afinada y perfectamente armónica” de los cuencos, se ve afectado por tan elevadas y profundas vibraciones.
- EL REIKI Y LOS CUENCOS
Combinar Reiki con los cuencos tibetanos permite acceder a un estado de relajación y reconexión con nosotros mismos. La silaba OM es la vibración universal y cada vez que se toca el cuenco produce el sonido OM. Al escuchar ese sonido podemos meditar o recitar mantras, también mientras se hace sonar se puede recitar un problema que nos tensione así se armoniza esa preocupación.
¿En qué nos ayuda su práctica?
El sonido que producen los cuencos es utilizado en terapias cuyo fin es ayudar a armonizar los canales de energía que tenemos en nuestro interior. Los tonos de los cuencos crean un balance energético y sincronizan los hemisferios cerebrales, favoreciendo los estados de relajación y meditación. Asimismo, el sonido de los Cuencos Tibetanos y sus armónicos sirven para equilibrar los planos físico, mental y emocional.
También facilita, a la persona que los vivencia, a encontrar un estado de relajación profunda. Poder desprenderse durante ese momento de los problemas cotidianos y -con ayuda de ejercicios de respiración y el sonido de los cuencos- tener la oportunidad de conectarse consigo mismo.
El masaje sonoro implica hacer sonar el cuenco muy cerca del cuerpo, o bien apoyarlo sobre este, para que llegue tanto el sonido como la vibración. Mediante su práctica se logra una rápida relajación profunda, alivio del estrés y la ansiedad, mayor concentración y creatividad, entre otros.
Ejercicio práctico
1.-Nos recluiremos en un lugar agradable y tranquilo, preferentemente la habitación de trabajo. La luz debería ser tenue, que no moleste a los ojos y, si es indirecta mucho mejor. Si se desea se puede prender un hornillo con un suave olor a lavanda, lo cual ayudara a la relajación.
2.-Nos sentaremos y colocaremos el cuenco enfrente nuestro a una distancia que nos permita tocarlo con la baqueta con solo alargar ligeramente el brazo.
3.-Cerraremos los ojos y nos dispondremos a relajarnos mediante la respiración, para ello realizaremos una serie de respiraciones profundas y lentas, de manera que notemos que el aire entra y sale con mucha suavidad.
4.-Pasado un minuto o dos, según la persona, tomaremos conciencia del cuerpo. Lo notaremos efectuando un repaso del mismo y de los pies a la cabeza. Seguidamente procederemos a alargar la mano en las que portamos la baqueta y daremos un golpecillo al cuenco. Cerraremos de nuevo los ojos y nos concentraremos en la energía del sonido. Se trata simplemente de sentir que el sonido está en el aire y que nos rodea.
5.-Tras el sonido anterior nos concentraremos de nuevo en la respiración. En este caso se trata de sentir la energía del cuenco al tiempo que inhalamos el aire. Para ello, expulsaremos el aire y justo en el momento que demos un golpe al cuenco y éste comience a sonar, procederemos a realizar la inhalación. Debemos imaginar que estamos respirando la energía del cuenco, su vibración, su sonido.
6.-Concluiremos el ejercicio con un poco de imaginación. Vamos a suponer que cada vez que el cuenco suena, el sonido que emite es como un chorro de energía de color dorado.
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