Incrementa la fuerza vital y libera la mente.
Realizar actividades en el medio acuático provee de múltiples beneficios al cuerpo, la mente y el espíritu. Conozca la mejor manera de adaptar los principios de la Medicina China al ejercicio físico cotidiano.
El agua está presente en el origen de la vida y es fundamental para su conservación. Para la Medicina China, es el Ying Supremo que representa la primera mutación hacia el Yang; simboliza lo femenino y lo receptivo. Genera todas las cosas y no descarta a ninguna en el Universo. Es fuente de energía y movimiento. Generadora de cambios, a ella va a parar lo ya concluido y en ella tienen lugar trascendentes comienzos. Es un elemento que potencia ciertas actividades humanas. De hecho, la práctica de Yoga o el masaje Shiatsu en piscinas de agua climatizada resulta sumamente favorecedora para obtener un alto nivel de relajación, así como en casos de pacientes traumatizados en recuperación.
Ventajas a nivel corporal
Hay quienes ya hablan de terapia acuática para referirse a la práctica de un amplio abanico de ejercicios en el medio acuático. A grandes rasgos, mejora la calidad de vida; de forma pormenorizada, sus principales bondades son: “En principio, produce un gasto calórico óptimo (dependiendo de la intensidad) sin forzar las articulaciones, ya que se puede saltar y correr en el agua para aumentar la intensidad del ejercicio siendo éste amortiguado por la presión hidrostática; y lo más importante: la gravedad se encuentra ampliamente disminuida lo cual evita el impacto de una manera brusca. Por otra parte, cuando se realiza una actividad intensa en tierra tiene que ser removida con ejercicio muy suave. En el agua esto no es necesario ya que, de la misma manera que se produce el residuo muscular a través del ejercicio vertical en el agua (no horizontal), se elimina. Esto se debe a la temperatura y a la falta de gravedad, como así también al trabajo diferencial de la masa muscular. Además, aunque en el agua necesitamos aprender cómo movernos, ésta nos da una soltura y energía muy diferente a la tierra, ya que nos permite apoyarnos, con o sin elementos, en múltiples posiciones teniendo una amplia variabilidad en los movimientos. Como si fuera poco, no es necesario saber nadar para realizar gimnasia acuática o rehabilitación dentro del agua. Por último, es ideal para poblaciones especiales. Esto quiere decir que en un nivel inicial, gente de todas las edades puede participar (respetando sus limitaciones y sus condiciones físicas individuales)”, enumera Patricia Galvagno, Licenciada en Educación Física con especialización en actividades acuáticas (natación para todas las edades, gimnasia acuática, rehabilitación).
También entre las ventajas del entrenamiento físico en el agua (vertical, no natación que es lo contrario), se destacan, según la especialista:
– Que reduce tejido adiposo a través del trabajo aeróbico que se realiza.
– Que ayuda en la prevención de la osteoporosis y es efectiva para el tratamiento de la misma, según algunos estudios han comprobado.
Aqua-terapia
El agua es un agente desestresante por excelencia. En este medio la mente se libera. Las endorfinas se multiplican y la autoestima se enaltece. Los pensamientos se van diluyendo debido a que el contexto es ideal para despejar la cabeza, al menos por un rato. “Efectivamente, hacer gimnasia acuática genera sensación de paz y tranquilidad por la conexión mental que se remonta a la creación del Ser, siempre y cuando, el alumno se encuentre adaptado (no temeroso del medio o tenso). Además, produce un contacto diferente entre los alumnos del grupo que la ejercitan, pudiendo éstos trabajar en duplas o en equipos con mucha alegría y distensión, ya que cada uno puede adaptarse a sus posibilidades dentro del agua aunque esté rehabilitando una lesión, por ejemplo”, comenta la Licenciada en Educación Física.
Agua para el espíritu
¿Nunca se preguntó por qué nadar en una piscina es tan renovador? ¿O por qué los bebés permanecen tan placenteramente en el seno materno, durante las nueve lunas? Galvagno esboza una respuesta: “El agua nos retrotrae al vientre materno. A la génesis; a la conexión con ese espacio que fue tan nuestro, tan cuidado y abrigado: la panza de mamá. Nos remonta a ese vínculo único que fue establecido no solo para iniciar la gestación sino para ir descubriendo en pequeña escala cómo era el mundo que nos esperaba afuera”. Por eso resulta tan positiva para la vigorización y engrandecimiento del espíritu.
No caben dudas: las alternativas que ofrece el medio acuático a la hora de encarar una rutina de ejercicios son variadas y supersaludables. Sólo es cuestión de que cada cual adapte sus actividades a la terapia acuática para servirse de sus gracias.
¿Es lo mismo? ¡No!
Practicar un ejercicio bajo el agua o de manera tradicional presenta sustanciales diferencias. La Licenciada Galvagno destaca las ventajas de realizar actividades en el medio acuático.
En el agua
1- El practicante, al mismo tiempo que ejercita su cuerpo, puede relajarse y conectarse con su esencia.
2- No se registran dolores musculares ni articulares.
3- Al finalizar la actividad, solo es dable un cansancio relajado y placentero por haber trabajado grandes grupos musculares.
Modo convencional
√ El alumno trabaja cierta parte de su cuerpo; no siempre consigue “desconectar” su cabeza.
√ Es posible que se perciban dolores corporales durante la práctica.
√ El agotamiento posterior al ejercicio puede resultar extenuante, aún en las veinticuatro horas posteriores a la práctica.
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